domingo, 2 de septiembre de 2018

Después de mucho...

Ayer hablando con amigos me acordé que muchas veces una hoja vacía que estaba ahí para que yo plasme mis ideas, era muchas veces la terapia indicada que necesitaba para poner mis ideas en su lugar. 

Escribir siempre fue un oasis, una salida, una manera de expresar mis emociones aún cuando pensaba que eran tan complejas que no podría jamás explicarlas. Sin embargo, al ponerlas en una hoja de papel, o de blog, o de email, todo fluía. Y muchas veces al releer lo que escribía por impulso, lograba aunque sea por un ratito, entenderme un poco más. 

Y, sin embargo, por tanto tiempo dejé de escribir, así como dejé de cantar, así como dejé otras cosas, no sé si dejar es la expresión, le di prioridad a otras cosas en mi vida. 

Pero el impulso está ahí, es parte de quien soy, el querer explicar mis pensamientos traduciéndolos de manera escrita. Y si, siempre me costó resumir. 

Por una buena parte de mi vida la fecha de hoy tenia un significado importantísimo. Siempre me encantó celebrar fechas especiales. Tengo ese complejo de princesa de Disney que muchas veces tenemos las mujeres, que pensamos que el mundo tiene que parar por un día, porque para nosotras es importante. Ay! Que mucho cambié con los años, pero ay! cómo me costo! 

Lo gracioso es, que ahora cada fecha que antes consideraba como única, especial e irrepetible, ahora sólo es un recuerdo, de otra yo, de otra vida, de otros pensamientos. 

Y es ahí cuando me doy cuenta de los cambios, de la metamorfosis, de cómo una cree ser de una manera, pero luego la vida te muestra que estás construida de otra manera, con otros materiales, y te conocés desde otra perspectiva, y tenes que llegar a amarte de nuevo, presentarte tu nueva persona y sólo ser, un dia a la vez. 

Hay una música de Julieta Venegas que dice "El presente es lo único que tengo, el presente es lo único que hay". Hay días que me repito esa frase casi como un mantra que me ayuda a superar los momentos no tan dulces de la vida. 

Hoy, los recuerdos de Facebook me "recordaron", valga la redundancia, que hace 11 años yo tomaba una decisión trascendental e importante para mi vida. Hoy, hace 11 años, me estaba casando. Con sólo 23 años, mi novio de 20 años, los dos creyendo que sabíamos todo lo que había que saber para construir una vida juntos, nos juramos amor eterno ante Dios, nuestra familia y nuestros amigos. 

Nos prometimos estar el uno para el otro, pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, hasta que la muerte nos separe. Y no, no fue la muerte la que nos separó. Pero sí nos separamos. 

Hoy en día, mirando 11 años atrás, y mirando el presente, que es lo único que tengo, tantos pensamientos recorren mi cabeza. Pienso en la persona que era 11 años atrás, con tantas preguntas, con tantas esperanzas, con tantas ideas de cómo iba a ser el futuro que nunca llegó a ser. No me malentiendan, este no es un post para quejarme de lo mal que tuve que pasar, ni de lo mala persona que mi marido es, ni fue, no, no, no, no es una queja, es un mirar atrás y ver el camino recorrido, y decir es MI camino, por este camino, hoy pienso como pienso, hoy soy quien soy. 

Si no hubiese tenido ese camino, hoy no podría afrontar otras dificultades en la vida, no hubiese tenido a mis dos preciosos hijos a quienes amo con toda mi vida. 

Hey, tampoco digo que fue fácil ni que estoy re superada diciendo "aaay, es lo mejor de la vida". Sólo sigo que cada paso que damos, cada decisión que tomamos, cada vuelta de tuerca que hacemos, nos construye, nos transforma, nos destroza y nos reinicia. 

A veces cuando me siento medio bajoneada, me encanta acordarme de la leyenda del Ave Fénix, y hay algo que encuentro motivador en el "renacer de las cenizas". 

Y volver... volver a la esencia, a eso que hace que tu corazón lata más fuerte, que sea lo que sea, te conecta con algo más grande que vos mismo, que te hace mirar más allá de tu nariz. 

Hoy, tengo 34 años, ya no 23, y me gusta mi vida. Tengo muchos/as amigos/as que son de mi generación, y estoy 100% segura que ninguno piensa igual a como cuando tenía 23. 

Hay algo que encuentro tan fascinante en nuestras metamorfosis, en nuestras mutaciones, en cómo dejamos que la vida nos afecte, en cómo respondemos a los golpes y también a las caricias. Me fascina ver que somos humanos, que cometemos errores, que juzgamos un millón de veces, que reaccionamos por impulsos, que hablamos sin pensar, pero cómo amo ver el efecto de un fuerte abrazo, una sonrisa a pesar de la tormenta, una amistad que te impulsa y te ayuda a seguir adelante, en encontrar tesoros escondidos, gemas ocultas en ese proceso de transformación. Y lo que más amo, mi parte favorita del camino, encontrar belleza genuina, donde los demás solo ven destrucción. 

Les dedico este post a ustedes, mis amigos, el presente es lo único que tenemos, construyamos nuestro presente siempre con amor, con disfrute, con paciencia. Todos somos obras en construcción. 

Y hoy celebro que soy yo, que esta nueva versión de mi puede pasar y dejar transcurrir un día sin que sea "el más especial del mundo" y aún así, disfrutar el recorrido.